Si, ya lo sé. Me lo dijo un profesor en la universidad. «Vos hablás tanto, que hasta decís cosas que en realidad no pensás.» Me sacó la ficha de una. Aunque también me recomendó que deje de consumir azúcares para ser una persona más tranquila y menos hiperquinética. ¿Yooo?
No es un mal menor y me pasa bastante seguido, aunque en los últimos años traté de corregirlo y antes de responder por impulso, me tomo una pausa y pienso qué es lo que voy a responder. Bueno, no siempre.
El tema es que hace unos meses entró un nuevo compañerito al trabajo. (Por las dudas, no pienso comentarle que tengo un blog.) El primer día que vino, con la rodilla derecha rota y recién operados los ligamentos, era uno de esos días de verano con calor y una lluvia bien espesa. De esas que caen gotas bien gruesas y te empapan en dos segundos. A la hora de irme a casa, vi que este chico se estaba yendo rengueando hasta la parada del bondi que queda a unas siete cuadras. Sin paraguas.
Llevarlo, no podía. O no quería. No me acuerdo. Pero me daba lástima que se arrastrara y se empapara por ser poco precavido, y le ofrecí un paraguas que tenía en el auto. En realidad tenía dos. Pero le ofrecí uno, y me fui a casa con la conciencia tranquila.
Pasaron los días, los climas, los meses, y el paraguas jamás fue devuelto. De vez en cuando le decía, «Hey, cuando puedas, ¿me traes el paraguas?». No es que lo necesitara con suma urgencia. No es ni que lo necesitara. Tengo a otro, que es mi preferido todavía en el asiento de atrás del auto. Pero quería mi segundo paraguas de vuelta. Me acuerdo que se lo compré a mi vendedor amigo en la esquina de Canal 7. Siempre charlábamos en el semáforo. Y yo se lo había ofrecido de buena voluntad, y casi que ya me daba vergüenza insistir para que me lo traiga. A decir verdad, me molestaba no poder tenerlo. ¡Es mi paraguas, y lo quiero devuelta! No fue un regalo. Qué bronca.
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Anoche fue tremenda la tormenta, y la ventana de mi cuarto es ideal para noches como la de ayer, así que me jugué a que esta mañana el sol no molestaría a las 6 am, y abri el blackout de las cortinas para dormirme con la lluvia pegando en el vidrio, y el viento agitando el sauce llorón que tengo de vista. Me desnuqué a la tercer gota, pero me desperté más cansada que descansada. Estaba camino al trabajo y pensé: «Típico que este chico hoy tampoco trae paraguas y ni loca le doy el que me queda.» Pero no. Fue mejor.
Llego, saludo, «¿que tal tu fin de semana, como la pasaste? Bla, bla bla» y me dice que tiene dos noticias para mí. Una buena y una mala. La mala, es que ayer iba caminando por la calle en medio de la lluvia, le falló la pierna, se resvaló, se cayó y rompió MI paraguas. (Entre nos. ¿Alguien me puede confirmar que ayer haya llovido en algún lado a la tarde? Yo estuve jugando al golf y si no hubiera sido porque se nubló, me habría tirado a tomar sol.) Pero bueno, en algún barrio porteño seguramente llovió a la tarde y la muerte súbita llegó para mi paraguas. Qué se le va a hacer.
«La buena noticia», me dice, «es que compré un paragüitas en la calle, no es como el tuyo, es de otra forma, pero bueeeno.» Atolondrada y sin pensar antes en lo que iba a decir, lo interrumpo tratando de ser buena onda y le digo que se olvidara, que se lo quedara, que no había dudas que hoy a la tarde la lluvia seguiría y que estaba segura de que no tenía otro paraguas más. Otra vez nomás mi bocota ansiosa por hablar me hizo decir cosas que no quería. O que no quería decir así. En realidad quería que se lo quedara para que no se empape a la tarde. Pero por ahí sí quería recuperar mi paraguas de repuesto. O no. No sé. Pero claramente no pensé antes de responder y ahora estoy clavada pensando las posibles respuestas que le podría haber dicho.
Late.
Algunas veces no hay segundas oportunidades.
jaja me haces rier mucho
AYYYYYYYYYYYY…. recuerdo todos mis libros prestados y nunca devueltos… ¿Qué dolor?
Los libros son LO PEORRR!!! Odio perderlos.. mi mejor amiga me debe miles!
Hola, me compré un cuaderno q hace de registro, lo q presté con su fecha respectiva y lo q me prestaron. Nada pued estar fuera de mi órbita por más de 1 mes. He dicho