Tengo una teoría de que generalmente llueven los miércoles. Basada en la experiencia reciente, esta teoría está más que desaprobada. Pero desde el colegio que me quedó esta impresión. Creo que como era el día que teníamos gimnasia en el campo de deportes, tenía más en cuenta cómo estaba el clima. Al fin de cuentas, estudiar History con lluvia o con sol no cambia en nada. Salvo en las ganas de estar en otro lado.
Hoy es un ejemplo de que mi teoría no tiene fundamentos. Hoy es martes y desde que abrí un ojo que el cielo está cubierto de unas nubes grises bien potentes y cada dos por tres llueve. Retrasando la salida de la cama, usando de excusa el pensar «¿Qué me pongo hoy? Mejor lo pienso desde abajo del acolchado…» Vi el pronóstico y supe que era el día para usar las botas de lluvia que todavía no estrené. Pero me las probé y no, no era hoy.
Lo que era hoy, es un día nostálgico. Me pegan así los días grises. No todos, hay grises que son diferentes. Más rositas, más pesados. Un día como hoy me cuesta mucho hacer las cosas que no me gustan, o que me aburren, o que normalmente hago sin chistar. Ando más tranquila, no conectada a 220 como de costumbre, hablo menos, escucho más. Los días como hoy me llaman a escuchar música, deprimente, suicida, aunque tenga el mejor de los humores. Si pongo shuffle, es ley que la lista elige los temas ideales para acompañar el momento. El cielo acompaña y mientras todo me cuesta más, pensar me cuesta menos. Pienso en general, en particular, pero ningún tema en específico. Me acuerdo de otros días grises. Qué estaba haciendo, con quién los pasé. Pienso cosas que no me suman, que hasta me ponen más nostálgica. Tengo mejores ideas, pero como no me gusta manejar con lluvia, y cuando manejo (o me baño) me surgen las cosas más creativas, no puedo exprimirlas como debiera. Es un día gris.
Y suena una canción tranquila, no sé si deprimente, pero melancólica. Y de la nada pienso en una persona. Esa canción me hace acordar a un alguien que, a diferencia con lo que se puede esperar, (un ex, alguien a quien quisiste mucho, un familiar, o alguien con quien compartiste muchas cosas), es un alguien casi extraño. Un alguien del que hoy por hoy no sé nada.
Ese alguien es (o fue) un semi amigo, amigo por ocasión, que salía con una de mis mejores amigas. A falta de recuerdos «juntos», lo que tenía en la cabeza era a él escuchando esas letras, qué habrá pensado, con cuál se habrá sentido identificado, cuál le habrá gustado más, cuál habrá querido dedicar y cuál había dedicado. ¿Dónde las habrá escuchado? ¿Habrá sido mientras manejaba al campo? La ruta también da tiempo para pensar…
Entro en razón de lo que estoy haciendo y no entiendo nada. Todo ese momento había sido un lapsus paralelo a mi realidad. Estaba concentrada en mi trabajo, y esa canción me engañaba inconcientemente. ¡¿Qué hacía yo pensando en ese chico?! Absolutamente, cero relación nos mantiene conectados hoy, y sin embargo le estaba dedicando -sin darme cuenta- más pensamientos de lo que haría conciente.
Hablo con mi amiga y le comento un poco de todo esto. Nos reímos del divague, se burló de la importancia que le di a este personaje y me preguntó: ¿habrá alguien que le pase o le haya pasado eso con nosotras?
No sé ni lo creo. Pero un día gris como hoy, me di cuenta que pienso un montón en gente rara. Gente que ni se debe imaginar que me acuerdo de ellos. Gente que no volví a ver o que me cruzo de a ratos, pero quizás no se imaginan que de vez en cuando los pienso. Me pregunto cómo andarán, cómo la estarán pasando, cómo serán hoy, en qué irán a trabajar, si se estarán por casar, qué planes tienen, si están contentos y pienso en todas las cosas que les diría. Más que nada en los días grises.
Les dejo una canción de la banda de la que hablo. No es la misma canción (para no dejar evidencias y no deschabar a nadie) pero es altamente recomendable.