Archivo | julio, 2011

La novia del olvido.

25 Jul

Hay un sentimiento que me atormenta. No importa cuánto tiempo pasó. No importan los comentarios que hubo o los que nunca fueron. Es una vara que se mide por mi propia conciencia, y es la balanza del papelón.

No me caracterizo por tener vergüenza, menos por ser tímida. Pero por más extrovertida y lanzada que pueda ser, y por más que muchas veces no me moleste hacer el ridículo -hasta lo disfruto-, hay cosas que quisiera borrar de mi memoria y de la memoria de gente con la que compartí esas cosas.

Muchas veces me pregunto ¿qué recuerdos tendrán las personas del tiempo compartido conmigo? Sean amigas, novio, salientes, familiares, compañeros de trabajo, de facultad, de colegio. No todos guardamos los mismos recuerdos. A veces nos hacemos una carpetita mental que compacta los «highlights» de un momento: anécdotas de un viaje, momentos en la facultad, algunos recreos del colegio, un partido de fútbol en especial, o las hamburguesas que vienen después… Pero lo que yo me acuerdo, los detalles, los momentos, no son necesariamente los mismos que los otros partícipes retienen. A veces esa carpetita se arma con los recuerdos que los otros te cuentan en los típicos: «te acordás cuando…», pero hay miles de recuerdos que quedan volando por ahí en cada cabecita.

¡Qué papelón! ¿Cómo me pude mandar una así?… Trato de calmar la adrenalina que me sube y me hace poner colorada con solo pensar en cierto momento. Trato de convencerme que quizás la otra persona recuerda un montón de cosas y no eso que me persigue y me atormenta.

Me da gracia. Me hace sonreír y hasta largar una carcajada chiquitita, cómplice. ¡Me quiero matar! Hace cuánto no pensaba en eso… Parecería que lo había enterrado en mi memoria y guardado con candado en la sección de «Olvidos y negaciones». ¿Qué brainstorm habré hecho para volver esos minutos en el tiempo y verme a mi misma desde afuera, como si fuera un relator omnipresente? Un relator omnipresente y bastante crítico. Porque de ser otra persona a la que estaría viendo, creo que no me importaría en lo más mínimo.

Me tapo los ojos con los dedos fríos. Intento sacarme esas imágenes de la cabeza. Balbuceo una risa nerviosa y termino con una respiración profunda y un suspiro.

Ya está. A todos nos toca alguna vez. Quizás no fue tan grave después de todo. Quizás los personajes de esa historia ni se acuerden lo que pasó. Está todo en mi cabeza, es mi mambo, lo mejor va a ser meter todo ese momento devuelta en el cajón de los olvidos y aprender para la próxima. O negarlo y convencerme de que nunca pasó.

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