Es sabido que en la Argentina somos besuqueros. Nos damos un solo beso, pero se lo damos a cualquiera. A la médica, a la de la consesionaria, a un amigo de un amigo. Salvo a niveles laborales, el saludo con mano formal, casi ni se usa.
No tengo ningún problema con saludar así, pero hay personas y situaciones que no me llevan a saludar con beso. Hay gente que ni lo registra, y otros que me tiran la típica «Que, ¿acaso dormimos juntos?». Por ejemplo, mi familia no le doy un beso todas las mañanas… al fin y al cabo, sí «dormimos juntos». En el colegio, creo que puedo contar con las manos la cantidad de veces que saludé a mis compañeros. Si llegaba más que temprano, y más que de buen humor, quizás sí. Pero a las 8 am no te me acerques y no me pidas que lo haga. Menos para darte un beso. ¡Nos vemos todos los días!
La mamá de una amiga, que la conozco desde segundo grado, cada vez que la saludo me dice «Ay, ella siempre cuando saluda, hace mchua«. Es que sí… pronuncio el beso más de lo necesario. A veces, con fiaca y en confianza, me gusta saludar con la cabeza. Sí, con la cabeza. En vez de poner la mejilla, pongo la cabeza y siempre se puede acompañar con un mchua. Sino se puede chocar cabeza mientras decis «Hooolaaa!»: es realmente cómodo, en especial cuando venís cargada con muchas cosas y no te dan las manos para maniobrar.
El tema es que por más cariñosa que sea, el contacto físico es algo muy íntimo. Existe para hacerle un mimo a familiar, amigo, pareja. Pero no a cualquiera. Y no entiendo por qué tenemos que saludar con beso a cualquiera.
La buena onda a veces se puede confundir con confianza. Hello, ¡NO! Que sea simpática y te hable con buena onda; que te salude con una sonrisa de feliz cumpleaños; no significa que estés en el «círculo de la confianza». No da que me des un beso. Y, ¿qué es eso de saludar con un beso, pero un beso de frente y de lleno al cachete? ¡No, gente no!
El otro día pedí una moto (al servicio de mensajería de la empresa) y vino Pato. Lo conozco hace más de dos años. Me sé su teléfono de memoria y hasta charlo con su mujer Luz cuando él no atiende… Vino Pato a buscar unas cosas y me saludó con un beso. Con un be-so. ¡¿Hace falta?! Realmente no. Pero ¿qué se hace en esos casos? ¿cómo me escapo del beso incómodo? Entiendo que a algunos les parezca exagerado, pero me da claustrofobia. Me da divague.
Calculo que a la gente le pasará lo mismo cuando yo encaro saludo con beso. Más a los extranjeros que son más asquerositos que yo. Corrección: tienen otra cultura. Es sabido que en la Argentina somos besuqueros. Pero un poco de distancia nunca viene mal.
Ahora cada vez que viene el de la moto, me anticipo y clavo distancia prudente para darle lo que tiene que llevar y no quedar en zona de peligro. Peligro de un beso incómodo.