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Maldito recurso.

13 Abr

Si hay algo que no soy, es llorona.

Me pasé la infancia llorando porque mis primos más grandes me peleaban o me engañaban en los juegos -hasta que después vino la segunda de varias camadas más. Iba llorando a mi papá, mamá o familiar más cercano y al ser la menor, todavía me malcriaban y defendían. Cabe destacar que esta época de mi vida no es como la recuerdo. Mis primos me contaron que era una llorona, a mi no me consta.

La adolescencia tuvo altibajos. Por lo general siempre fui una persona muy feliz, pero la verdad es que ser mujer, ser hormonal, y ser de 16 no es un mundo fácil, así que por momentos también me pasé la adolescencia llorando. Un día que estaba un poco sentimental, empecé a llorar a los 15 minutos de empezada la película «The Notebook» (Diario de una Pasión) y no paré hasta media hora después de que termine. Es más. Tuve que frenar la película para ir a lavarme la cara.

Pero el llanto es muy personal. Reconozco que mis amigas en alguna que otra oportunidad me habrán visto llorar fuerte, pero por lo general si estás triste, llorás sola. A nadie le gusta ser amiga de una llorona por más que nos digamos «¡para eso están las amigas!». Y si estás hormonal, de última te peleas con tu papá en la sobremesa y descargas todo lo guardado porque te dijeron «ponete a estudiar» (tengo un doctorado en llantos de sobremesa).  Ahora para sacarme una lágrima me tienen que exprimir.

Como recurso, el llanto es maldito. Maldito y odioso. Me brota, saca lo peor de mí, y lo más cómico, es que lejos de darme lástima o empatía, me da odio y vergüenza. El llanto es un maldito recurso utilizado especialmente por mujeres para escapar de situaciones complicadas. Te tiraron una pálida en el laburo, llorás. Discutiste con tu novio porque no decidían dónde almorzar, llorás. Alguien te dijo que había algo tuyo que le molestaba, llorás.

La verdad, es un papelón. El llanto es la impecable forma de no hacerse cargo de lo que deberías y la peor forma de intentar quedar como una pobrecita. Si te hace falta llorar, llorá sola. Pero usarlo como recurso para zafarse, no da.

Lo peor es que cuando más lo usamos es frente a hombres. Y si, en ellos no normal llorar en público y nosotras sabemos que los descoloca. Me ganaré enemigas mujeres escribiendo esto, pero qué bronca me da. Maldito recurso.

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