Finalmente pasó. Venía esperándolo. Sabía que tarde o temprano iba a pasar. Después de tantos golpes, era de esperar que un día no resista más. Lo gracioso es que no pasó como pensé que sería. Mejor dicho: no fue con quién pensé que sería. «Quién» es un poco exagerado, pero vale.
Golpes de noche, golpes en la mañana, muchos golpes, pero así es la vida: «una de cal y otra de arena». Sé que sufrió, y lo peor es que no fue con intención. Jamás se me hubiera ocurrido que algo de todo lo que le hice fuera a propósito. Pero yo venía esperando que ésto suceda. Cada vez que le hacía mal, sentía el miedo a las consecuencias. Temía que los daños sean más fuertes de lo que él podría soportar. Temía que me abandonara. Pero aguantó. Aguantó tanto que la culpa se me hizo carne y cuando recibí a su sucesor prometí cuidarlo con mucha más atención. Para colmo: yo lo abandoné a él. A pesar de todas las cosas que me aguantó.
Fue atención la que le debí. No fue por falta de afecto, no. Pero sí por descuido. Si lo hubiera cuidado más… si hubiera evitado lastimarlo… Pero él fue más fuerte. Me demostró que pudo lidiar contra viento y marea, y se mantuvo intacto. Intacto por dentro… por fuera se le notaba el paso del tiempo.
Pero su sucesor… Falluto sucesor. Intenté cuidarlo, malcriarlo como no había hecho con el anterior. Fue culpa mía. Se acostumbró a la buena vida y en la primera mala me abandonó. Entiendo que quizás también tenía un pasado. Pero todos tenemos un pasado… la idea de las nuevas relaciones es intentar sacar lo bueno del pasado. No traer lo malo. Pero no, el señor decidió que ante mi primer error, mi primera falla, mi primer descuido, él se quiebre y me deje. ¿Y yo, qué hago ahora sin él? Ya abandoné al otro y no puedo volver. No así…
Perdoname. No te quise lastimar. Perdoname. Sé que fue error mío por no darte toda la atención… pero deberías ser un poco más independiente también. No puedo pasarme la vida atrás tuyo cuidándote. Van a haber miles de golpes, tenés que ser más fuerte. A todos nos lastimaron alguna vez, pero no te podes poner así por una herida.
Te prometo intentar ser más cuidadosa. Voy a intentar darte todo lo que me pedís, ser quien esperás que sea. ¿Querés que empecemos de nuevo? Ya mismo te voy a comprar pilas triple A. Acabo de limpiar eso blanco que te dejaron las otras pilas viejas. No fue mi culpa que termines así. Tenías otras personas a tu lado antes de conocerme.
Volvé. Que esta vez voy a intentar dejarte en el piso antes de dormirme, para poder evitar patearte en la mitad de la noche… sé que no vas a aguantar muchos golpes más. Volvé, que te juro que no voy a dejar que te sulfaten las pilas otra vez. Volvé. Desde que me dejaste no puedo ver tele, y ni loca me levanto para prenderla y buscar el canal… estoy en la cama, esa es tu única función.
Lo más temido pasó. Eso que en el fondo sabía que en algún momento iba a pasar… Se me rompió el control remoto.
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